PUERTO MADERO, Buenos Aires




Puerto Madero emerge como otro perfi l para la clásica y señorial Buenos Aires, que desde el Río de la Plata se observa como la línea imponente de altas edificaciones, y desde el centro de la ciudad,  muy cerca de la Plaza de Mayo donde está la sede de Gobierno, representa la sugestiva invitación a recorrer los bulevares con cimientos de gastados adoquines que rodean a lado y lado el borde de los diques.

A partir de los vestigios de un puerto fundado en 1897, el cual paulatinamente perdió su vigencia hasta que en 1930 fue abandonado al construirse un nuevo puerto, resurge en la década del noventa como una fusión de lo antiguo y lo moderno para brindarle un renovado espacio a la ciudad. Ahora, en Puerto Madero confl uyen varios elementos con el concepto de reconversión urbana, no solamente es una propuesta de arquitectura moderna, sino también, de desarrollo urbanístico. Y no sólo es un nuevo espacio, es un espacio con historia.

Una zona donde actualmente se concentran ofi cinas de multinacionales, apartamentos de lujo, restaurantes, centros culturales y una amplia superfi cie verde que colinda con la Reserva Ecológica a orillas del río. De ahí en adelante, hay más detalles que le imprimen su propio carácter al lugar.


EL PUNTO DE PARTIDA

De acuerdo con las tendencias renovadoras de puertos como Nueva York, Rotterdam, Barcelona, y otros, la Corporación Antiguo Puerto Madero, una sociedad anónima del Estado que apoya desarrollos urbanos en las ciudades argentinas, condujo junto con el sector privado, la rehabilitación de 170 hectáreas para edifi caciones y espacio público, un proyecto que se inició en 1989.

En el plan estratégico se llamó a concurso a los arquitectos del país para el rediseño del viejo puerto, en el que sobresalieron aspectos esenciales como el mantenimiento de 16 galpones con fachadas de ladrillo rojo y baja altura, construidos entre 1900 y 1905, con piezas importadas de Inglaterra. En torno a esas estructuras de valor patrimonial, y recicladas en su interior para restaurantes y otros usos, se fueron incorporando la arquitectura moderna y el resto de elementos rescatados del puerto, como las inmensas grúas pintadas de rojo y amarillo que enmarcan los inicios de los malecones y puentes que interconectan ambos lados de los diques. En el paisaje de estos diques no sólo navegan pequeños botes, yates y amantes del canotaje, también permanecen como museos flotantes tres antiguos buques de la Armada Argentina, uno de ellos convertido en casino.

La otra característica es el nombre de sus calles que les rinden homenaje a reconocidas mujeres en la historia de la nación, y que incluye el Monumento a la Mujer, el puente blanco que se eleva como una gigantesca lanza que representa la unión de una pareja bailando tango. Este diseño del arquitecto español Santiago Calatrava, es una de las siluetas icónicas de Puerto Madero.


FRONTERA ECOLÓGICA

En los años setenta se inició el relleno de esta parte del río como un intento “ganarle tierra” al agua, un procedimiento inconcluso, pero que se convirtió por efecto de la misma naturaleza, en una reserva de vegetación y fauna del ecosistema del litoral rioplatense. Hoy en día, por las lluvias se han formado cuatro lagunas, se han construido rutas de acceso, y cuenta con un sistema de organización y vigilancia de las 353 hectáreas que conforman esta frontera ecológica entre el río y la parte urbana
de Puerto Madero, y de allí al resto de la ciudad.

Todos los escenarios que ofrece Puerto Madero han sido planeados estratégicamente para combinar grandes espacios públicos con obras de arquitectura antigua y moderna, actualidad con historia, urbanismo con naturaleza, constituye además un polo adicional de la acción financiera y administrativa, y otra atracción para una ciudad turística por excelencia. Aún así, Puerto Madero
no es un proceso acabado, todavía es un proyecto en desarrollo.

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