Chile, un país con una trayectoria económica exitosa, materializa parte de su desarrollo en infraestructuras que unifican su fortaleza económica y financiera, con una visión moderna de la vida en uno de sus principales escenarios, Santiago.

Esta nueva dimensión de espacio inició el traslado de la actividad comercial desde el antiguo centro de la ciudad a un ámbito que ha crecido paulatinamente con el World Trade Center, la Torre Titanium, el centro comercial Costanera, entre otras construcciones que albergan a empresas, importantes multinacionales, miles de profesionales y un público que disfruta de lo que ofrece el entorno.
APUNTANDO A LAS ALTURAS
En una tierra propensa a los terremotos no eran usuales las edificaciones tan elevadas, hoy en día, con los rascacielos se sumaro aportes que hacen viable retar a las alturas. Bajo la estricta vigilancia de la normatividad antisísmica chilena, como afirma Javiera Benavides, Arquitecta de la Universidad de Chile, la norma “se modificó, más aún después del 27 de febrero de 2010, y en mayor medida a los edificios en altura. Incluso el Costanera Center, la torre está aplicando nuevas tecnologías para ese objetivo”.
El crecimiento de Sanhattan, además, ha permitido reconocer avances y un valioso aprendizaje. En ese sentido, Javiera Benavides considera que debido a sus lecciones, actualmente, se tienen en cuenta contribuciones tanto en el concepto urbanístico de los espacios públicos como en el diseño arquitectónico en otros polos de desarrollo de la ciudad.
Es así como este referente tradicional de la vida y la actividad del habitante de Santiago, significa también la reinvención de un ambiente que sigue siendo una pieza esencial del engranaje social y económico a través de un cambio que aún les permite reconocerlo como propio.
Por todo lo que representa Sanhattan es evidente que no escapa al asombro de los visitantes extranjeros, que tienen la sensación de ser parte de una atmósfera moderna y dinámica como un reflejo del progreso chileno.